Cuando hablamos de amor,
todos nos imaginamos lo más bello de la vida, esto es inevitable porque el
hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios y Dios es amor, por lo tanto el
hombre fue hecho con y por amor y para amar, su fin último y el primero es
siempre amar, pero en estos tiempos vemos que esa palabra está un poco devaluada,
se ha perdido el sentido del amor, no conocemos lo que significa el amor
verdadero y se puede malbaratar el término, porque no conocemos y no estamos
cerca de la fuente del amor verdadero.
Es necesario que podamos
reconocer el amor en su totalidad para no perdernos en cosas sin sentido, y es
más sencillo de lo que parece, en primer lugar el amor no es algo externo, o
algo que venga de fuera o algo que te tengas que ganar, NO, el amor es algo que
está dentro de ti, está en ti, es gratuidad de Dios y no te lo puede quitar
nadie, tú eres el único que decide descubrir ese amor infinito que alberga en
tu alma.
Hay tres maneras de amar que
tienen un orden y que es preciso seguirlo para tener la certeza de un real y
verdadero amor:
El primer amor, es el amor a
la fuente de amor que es: Dios, esto es así; porque es el centro de tu vida,
porque eres el reflejo de su creación, porque si no podemos entender y sentir
ese amor infinito entonces no hay nada que sostenga esa confianza y ese lazo
indisoluble del Padre creador que te ha dotado de todos los sentidos y los
sentimientos que como ser humano creado a la perfección puedes dar.
El segundo amor es el amor a
ti mismo: Cuando tú te sabes inmensamente valiosa y amada por ese Dios, y
reconoces en el tu dignidad la cuál es inquebrantable pese a los
comportamientos ajenos e incluso los tuyos mismos, tú te vas a amar y te vas a
respetar como lo que eres, un ser digno de recibir y dar amor y un ser digno de
ser respetado. En la medida en que tú te ames es que vas a poder amar a los
demás, es imposible decir que quieres y sabes amar a alguien cuando tú no estás
cultivando ese amor a tu persona, pues nadie puede dar lo que no posee, cuando
tú no te amas, y no reconoces tu valor, no puedes hacerlo con nadie más, corres
el peligro de volverte en un ser egoísta, dominante e incluso destructivo; todo
eso se debe a que tratas de tomar de los demás lo que en ti no existe.
El tercer amor es el amor a
los demás: Retomando los puntos anteriores, cuando tu reconoces ese amor y
dignidad que son innegables porque no vienen de ti, cuando tú te amas y aceptas
como eres con tus dones y limitaciones es entonces cuando estás realmente
preparado(a) para poder amar a los demás, una vez llena el alma, es
imposible no desbordar todo aquello de
lo que te sobra.
No tengas miedo a descubrir
ese amor, el amor primero que viene de Dios y que te permite amarte y amar a
los demás de una manera correcta y sana, de una manera que puedas recibir
frutos, pues el amor verdadero siempre da frutos en abundancia, suelta todos
los miedos y deja las dudas y atrévete a amar de verdad, si quieres un
verdadero amor acércate a la fuente viva de amor y llénate de ella, sáciate de
ella, para que puedas empapar a los demás con ese arroyo de gracias que se
pueden desbordar sólo de un alma llena de amor de verdad.
Si yo hablase lenguas humanas y
angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
retiñe.
Y
si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si
tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor,
nada soy.
Y
si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si no tengo
amor, de nada me sirve.
El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece;
No
hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
No se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo
lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (Corintios 13)
El amor es paciente, es
servicial…….El amor todo lo transforma, el amor no pasa jamás.
Y este amor perfecto lo
puedes lograr y tener si tú así lo deseas, no es sufrir por sufrir, es
encontrar un sentido en el camino del amor.
Autor: Myriam Orozco.