martes, 23 de septiembre de 2014

El secreto de San Pio: El Amor a María.



Hace un par de meses estuve en Medjugorje, Bosnia Herzegovina, este tipo de “viajes” son de aquellas cosas que marcan tu vida de una manera muy especial, no son solo un viaje común si no que terminan convirtiéndose en una bendición que solo una vez en la vida basta para darte un giro hacia lo más grande, que es la FE.




Hoy 23 de Septiembre  celebramos a San Pío, hago esta publicación especial pues él fue un loco enamorado de la Santísima Virgen. Medjugorje, un rincón de gran riqueza espiritual ubicado en Yugoslavia, en el que por 33 años  nuestra madre del cielo se ha estado apareciendo como la Reina de la Paz. Medjogorje fue profetizado justo por el Padre Pío como aún lo nombramos con cariño, pues es él quien en 1968 dice a unos ciudadanos de Bosnia que pronto la Virgen los visitaría.

Años después en el año de 1981, tuvo lugar la primera aparición en el Pobdro (Monte de las apariciones) ubicado en la pequeña aldea de Bosnia, quien pasaba por momentos de dificultad al estar viviendo bajo el régimen comunista. Se encontraban en una guerra que tiempo después y por clara intercesión de la Reina de la Paz fue protegida de ser destruida.

Pero volviendo con el Padre Pío, ¿Cómo podemos tener una visión tan clara de lo que iba a suceder en este lugar?, quiero hacer una relación personal, pues son cuestiones personales de fe, me sorprendió cuando leí que San Pío había hecho esta afirmación a los ciudadanos de esta aldea, pues yo que estuve presente puedo corroborar que ese lugar es mágico y que sus ciudadanos son realmente especiales, es un lugar muy bendecido y su gente es cálida, amable, y con mucha fe, guardan el ayuno y asisten a las actividades que se realizan, propagan la Fe Mariana y atienden con amor a quienes visitamos de tan lejos su pequeña aladea.


Pero en ese tiempo ellos no sabían que esto sucedería, evidentemente no tendrían esa certeza que tenía el Padre Pío de la Visita de la Reina de la Paz, nosotros como cualquier persona dudamos en muchas ocasiones de la presencia de María en nuestras vidas, o de sus visitas frecuentes no sólo en Bosnia, si no en nuestros corazones.
Pues bien, el Padre Pío fue un ser humano como nosotros, que también pasó por duras pruebas y que lucho al igual que todos lo hacemos día a día, lo que lo hizo realmente especial fue esa comunicación que el quiso tener con la Santísima Virgen.
En primer lugar el era un hombre de oración, la Fe no es sólo cuestión de pensamiento, la fe se consigue en la batalla de la oración diaria, y no se incrementa la fe en los buenos momentos que tenemos en la vida, la fe se logra justo en los tiempos difíciles, en saber que es Dios quien está sosteniendo tu lucha, esa es la Fe, pues el que cree solo cuando se siente feliz y no le cuesta nada tiene una fe pobre.


Otra cosa que lo hizo diferente fue el rezo del Santo Rosario, yo personalmente les comparto que como quizá la mayoría de los jovenes al principio no es que rezara siempre, claro que asistía a misa y trataba de llevar una vida digna sin dejar de lado el hecho de “ser joven”, ustedes saben, en estos momentos se piensa que ser joven implica ser libre y se cree que ser libre es dejar de lado lo que de verdad te hace único y valioso que son tus valores y tu fe firme en Dios, pues bien, rezar el rosario no sólo te da libertad si no una felicidad plena, el Padre Pío fue un gran ejemplo de esto, su alma era la de un niño, siempre lleno de una felicidad que no se quebraba con nada, pero esto se debía a una felicidad que venía de algo único, el rezo diario del Santo Rosario. De hecho si puedes leer la vida y las obras del Padre Pío verás que todo estaba relacionado con la Virgen.

Tercero, exacto, su relación con nuestra madre del cielo era tal, y esta fue creciendo cada vez más cuantas veces más pronunciaba un Dios te salve con fe, es preciso tener fe, y de verdad si ustedes lo desean la Virgen siempre los va a llenar de las más grades bendiciones.
Nada hay que temer, al lado de ella, y el Padre Pío siempre lo supo. Ella fue quien lo doto de todas estas cualidades tan maravillosas con las que este gran santo sigue tocando corazones.

Sé que todos podrán publicar este día su biografía o la historia de su vida, ya saben, año de nacimiento, sus más destacadas obras o hazañas, pero yo desde mi humilde conocimiento, te comparto lo que personalmente me atrajo de este tan maravilloso Santo, y eso es que las cosas más trascendentes en el mundo se llegan a realizar sólo de la mano de nuestra consentida de la vida, esa es Nuestra madre del cielo, la santísima Virgen María, si de verdad deseas sentir esa felicidad, esa protección y ese amor que tanto busca el mundo, tu solo debes confiarte en ella, conocerla por medio de una simple Ave María y confiarle tus más grandes anhelos.


Es mentira que para gustar de las cosas espirituales debes ser introvertido y un tanto “amargado”, no es así, eso es lo que te quiere vender el mundo todos tenemos esa necesidad de protección y de amor infinito, y al final siempre terminamos buscando aquello que no sabemos por qué, pero que nadie no lo puede dar…… sólo Dios.

Si de verdad quieres experimentar esa confianza en todas las pruebas de tu vida, conviértete como el Santo Padre Pío en un loco enamorado de la Virgen. La consentida más hermosa y así podremos gozar como lo hizo él de todas estas bendiciones en el cielo.
Los Santos son al final, un ejemplo de lo que un ser humano puede llegar a ser ante los ojos de Dios, y son quienes nos marcan un camino de lo maravilloso que es confiar en él, así que es pues para mí un gran ejemplo de cómo amar y amar lo que más vale la pena, sin ser sacerdote o Religiosa pues no todos somos llamados a un mismo propósito, simplemente poniendo a Dios en primer lugar y es la Virgen quien mejor nos puede llevar a él.


Pidamos la intercesión del Santo Padre Pío para que nos ayude a enamorarnos de la Virgen, no, tengo una mejor idea, pidamos con todas nuestras fuerzas que algún día podamos sentir todo ese amor que nuestra madre del cielo nos tiene a cada uno de nosotros.


“Si supieran cuanto los amo, llorarían de gozo”.


Autor: Myriam Orozco.

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