Dos años de aprendizaje, de
emociones, de recuerdos y de agradecimiento. Llevo días tratando de escribir lo
que cada aniversario te escribo, es tanto lo que quisiera compartir, y
comprendí que sólo puedo decir lo que nace de mí, así con sencillez, como tú
fuiste siempre, así quiero hoy compartir tu aniversario en el cielo, tu segundo
aniversario de estar con Dios y con la Virgencita más cerca que nunca.08 de
Agosto del 2013, día en que llegaste a la vida que Dios tenía reservada para ti
Pbro. Alfredo Zárate Escotto.
Quiero compartir un poco de
lo que fuiste y eres en mi vida.
Un ser humano excepcional,
muchas veces pensé, ¿Qué había hecho tan bueno en la vida para que dios me
diera el regalo de haber compartido tantos momentos con este santo de Dios?,
aprendí tantas cosas que me es imposible decirlo todo, y es que muchas veces nuestras
palabras no alcanzan para describir lo que siente nuestro corazón.
Una conexión en el alma que
nos hace comprender la importancia del espíritu.
Muchas personas llegan a tu
vida para quedarse para siempre, hace dos años
comprendí que todos tenemos una misión en esta vida y que es Dios quien
se encarga de enviarnos con nuestra misión y que nuestra vida tiene un
propósito un sentido divino, y que nunca
se es tan grande como cuando se cumple con amor esa misión que dios te ha
encomendado.
No es fácil comprender como
hay seres humanos tan maravillosos que marcan tu vida para siempre, la
transforman, la bendicen y te crean un puente entre lo terrenal y lo divino, te
acercan a la verdad, a la eterna verdad, estar un momento a su lado es conocer
a Dios, es estar con Dios, es anhelar a Dios, porque están tan cerca de él que
te acercan también a ti a tu padre celestial.
Mi amado Tío Pbro. Alfredo
Zárate Escotto, fue una de esos seres humanos hermosos que transformaron mi
vida, siempre supimos que era una persona especial, en realidad Dios ya le
había mirado con especial amor.
Desde pequeño tenía una
sensibilidad diferente, siempre entregado a su familia, apoyando a sus padres y
a sus hermanos, trabajaba arduamente en cosas pequeñas, ocurrente e hiperactivo
pero siempre para el bien de los demás,
recuerdan mis tíos que siempre se levantaba con una idea diferente, un día
salía de la casa muy temprano y se iba a diferentes locales a ofrecer sus
servicios para hacer mandados, y de lo que obtuvo compro fruta para venderles
almuerzos a las compañeras de trabajo de mi mamá, creo que quizá le compraban
porque les daba ternura, o quizá preparaba un coctel de frutas con mucho amor,
y con ese dinero pagaba a sus hermanos para que ayudaran a mi abuelita en sus
tareas de la casa, me queda clara que hay almas que desde pequeñas nacen con
carismas especiales y Dios los ayuda a dar frutos a lo largo de su vida.
La generosidad se desbordaba,
pero algo muy importante aprendí, que es en los detalles pequeños de todos los
días que van creciendo los afectos más grandes y permanentes.
Tiempo después decidió
entrar al seminario de Guadalajara, para sorpresa de mis abuelos, pues no se
esperaban que Dios lo eligiera a él, mi tío Javier, su hermano mayor, ya estaba
en el seminario y él le siguió los pasos, incrédulos decidieron apoyarlo pues
era una gran bendición en la familia y que mejor que entregarle tu vida a Dios.
Pensándolo bien, no entiendo
porque les extrañó, si toda su vida fue una clara entrega, no lo sé, los
caminos de Dios son perfectos y el nunca se equivoca, pues después de muchos
años de esfuerzo y clara vocación, teníamos en casa a un Sacerdote ejemplar,
amoroso, entregado, apóstol incansable y que era para nosotros un Ángel, se lo
ganó por tanta caridad que tenía hacia nosotros y hacia todas las personas.
Una vez más Dios a su tiempo
te va mostrando su camino, y aunque siempre fuimos muy cercanos pues para
nosotros el era más que un tío, fue tiempo después que tuve la dicha de
compartir con él muchos momentos de su
Santa y hermosa vida. Confieso que aún en algunos momentos me cuestiono ¿Que es
lo que Dios me quiso mostrar al haberme dejado compartir y conocer a este ser
humano tan maravilloso?.
Hoy sólo te puedo compartir
uno de ellos, comprendí que es lo que
significa ser Santo, todos estamos llamados a la santidad, pero nuestros
estándares de santidad se encuentran como parte de un sueño de pocos, de
elegidos muy especiales y de almas dotadas por Dios que sólo se dan en los
libros y en los cuentos de nuestros antepasados, pero hoy comprendí que la
santidad es un don de todos y que está al alcance de todos porque todos somos
hijos de Dios.
Cuando
te conocí Tío, comprendí lo que significa la santidad.
Entregarte todos los días en
las manos de Dios, saber que en tu fragilidad está su fortaleza y que un alma
sencilla que se presta a la voluntad de su padre celestial en todo momento
nunca se equivoca.
Vivir con sencillez, con
alegría de saberte muy bendecido por Dios, aceptar lo que eres y amar lo que
eres y lo que te rodea, mostrar y contagiar alegría.
Sufrir con paciencia, con y
por amor a la misión que Dios te encomendó, vencer los obstáculos de la vida
con perseverancia, con oración constante, con confianza plena, aun sin
comprender en muchas ocasiones como
trabaja Dios, pero continuar dejándote llevar por él.
Vivir para los demás, sin
pretender, sin aparentar, dar todo lo mejor de ti y lanzar las redes al mar,
poner tus dos peces y tus cinco panes.
Tomar tu cruz y no soltarla
cuando el peso de la vida te quiere hacer desistir, abrazarla con fuerza y
seguir avanzando, crecer en la fe y mostrarle a los demás quién es el que te
sostiene.
Estar siempre pendiente de
los detalles, pequeños pero grandes.
Comprendí también que
siempre que pienso en ti, eres capaz de sacar una sonrisa llena de ternura en
mi rostro mientras que se desliza por mi mejilla una lágrima.
Fuiste y eres lo más hermoso
que nos pudo pasar en la vida, estoy segura que aún nos cuidas y nos guías con
especial amor y que sin duda Dios nos voltea a ver por las tantas veces que tu
le hablas de nosotros, de tu familia a la que tanto amaste y que tanto te amó y
te sigue amando.
Gracias por enseñarme a
luchar siempre por lo que quería, por lo que anhelaba mi corazón, por darme tu
ejemplo de virtud incansable en la felicidad y en la adversidad, gracias por tu
sencillez, por tu ternura, por tu calidez como ser humano, por tu apoyo.
Gracias por llegar a nuestra
familia a darle tanta luz y bienestar, gracias por ser el Sacerdote tan
maravilloso que fuiste, por tu fortaleza y por todo lo que significo para mí
haberte conocido.
Estoy segura que siempre
seguirás guiando mi camino y que estarás conmigo siempre, por eso hoy comprendo
lo que es ser santo, un santo es un ser humano que llega a esta vida con una
misión pero que nunca se va de ella, que se queda siempre en los corazones y en
el alma de todos los que a su paso tocó con su amor y con su ejemplo y que te
enseña a anhelar llegar al cielo.
Por
eso tú eres MI SANTO FAVORITO.
Pbro. Alfredo Zárate
Escotto.
Te quiero y adoro con todo
mi corazón. De parte de tu familia que te ama.
Autor: Myriam Orozco Zarate.