¿Por qué te agitas y confundes antes
los problemas de la vida?
Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te saldrá
mejor. Cuando te abandones en Mí de todo corazón todo se resolverá con
tranquilidad según los designios de Mi Hijo. No te desesperes, no me dirijas
una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos.
Cierra los ojos y dime con calma: Madre
yo confío en ti.
Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos
sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes queriéndome imponer
tus ideas. Déjame a mí ser tu Madre y actuar con libertad. Abandónate
confiadamente en mí. Reposa en mí y deposita en mis manos tu futuro. Dime
frecuentemente:
Madre yo confío en ti.
Madre yo confío en ti.
Lo que más daño te hace es tu razonamiento, tus propias
ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: Madre yo confío en ti,
no seas como el paciente que pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo
de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos maternales, no tengas miedo: Yo te amo. Si crees
que las cosas empeoran o complican a pesar de tu oración, sigue aún confiando,
cierra los ojos del alma y confía aún más. Continúa diciéndome a toda hora: Madre yo confío en ti.
Necesito tener las manos libres para obrar. No me las
ates con tus preocupaciones infantiles. El enemigo no quiere sino eso:
agitarte, angustiarte y quitarte la paz. Confía en Mí, reposa en Mí,
abandonándote en Mí. Yo consigo de Mi Hijo los milagros en proporción del
abandono y la confianza que tú tengas en Mí. Así que no te preocupes, confíame
todas tus angustias y quédate tranquilo, sólo dime a toda hora: Madre yo confío en ti.
Vas a ver luego los milagros, te los estoy prometiendo porque soy tu Madre y te
Amo.
¡Si supieras
cuánto TE AMO llorarías de alegría!
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