lunes, 29 de febrero de 2016

Actor que interpreta a Barrabas " La mirada de Jesús me transformó"









Todo lo que hubo detrás de la Pasión de Cristo





Hoy escribo una publicación muy especial, me imagino que la mayoría de los que lean este artículo vieron la película de Mel Gibson “La Pasión de Cristo”, pues yo también he podido verla en repetidas ocasiones, cada una ha sido diferente pero ninguna ha pasado desapercibida, algo grande sucedió en la vida de dos actores de este film, Dios toco sus corazones de manera especial y transformo su vida radicalmente.










Pietro Sarubbi, actor italiano que representa a Barrabás, ahora ha vivido esa experiencia de Dios, ha bastado una mirada, una mirada de Jesús, quién interpreta el actor Jim Cavaziel, encarnando a Jesús, penetra en lo más hondo del corazón de Barrabás dándole esa paz y libertad a su corazón, la cual tanto buscaba, y al igual que su  personaje, Pedro Sarubbi queda en libertad, Jesús lo libera. Te comparto su testimonio. Lo he llamado. “Una mirada que transforma es una mirada de amor”


Pedro Sarubbi es un hombre apasionado y no le temía a los desafíos en la actuación. Siendo apenas un adolescente, huyó de su casa y se unió a una compañía circense. Luego siguió recorriendo el mundo, creyendo dice que “en algún lugar podría llenar aquél vacío espiritual” que lo afligía. Probó ingresando al Monasterio de Shaolin en la provincia de Henan (China) para formarse en artes marciales. No estaba allí lo que buscaba. Recorrió entonces el Tibet, aferrado a un voto de silencio autoimpuesto, durante seis meses, para alcanzar el anhelo budista de la Iluminación. Pero su angustia existencial continuaba, inamovible, a pesar de sus esfuerzos. Practicó meditación en la India y –casi al borde del agotamiento- permaneció más tarde en la Amazonia brasileña…, donde aprendió a hablar portugués. En paralelo, entre viaje y viaje, continuaba su carrera como actor…


La había comenzado a los 18 años trabajando en obras de teatro, comerciales y cine italiano independiente. Se especializó en la comedia, pero siempre sentía una leve sensación de fracaso, pues su anhelo era dirigir. “Me sentía un tigre de Bengala encerrado en una jaula de circo preparado para el show”, reconoce. Hollywood, pareció sonreírle cuando tuvo un papel secundario en la película “La mandolina del Capitán Corelli” (2001), pero su minuto de gloria no aparecía ni el vacío existencial le abandonaba.






Identificándose con Barrabás



Meses después de aquella película cuenta que “un día sonó el teléfono con la oferta para colaborar en una película de Mel Gibson. Siempre en las películas anteriores había desempeñado papeles oscuros, así que pensé que esta sería otra película de acción”. Pero el filme narraría la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Estaba sorprendido. “Nunca me imaginé que yo podía actuar en una película sobre la pasión de Cristo, porque en ese entonces estaba muy lejos de la iglesia”, recuerda.
 
Deseaba encarnar al apóstol Pedro y no ocultó su decepción cuando Mel Gibson le comentó que lo buscaba para interpretar a Barrabás... “La verdad es que deseaba actuar como el apóstol Pedro no por algo espiritual, sino porque pagaban mejor por día trabajado y Barrabás aparecía muy poco tiempo. Entonces argumenté que yo era una persona famosa y no me podían dar un papel pequeño”. Pero terminaría de Barrabás y algo más finalizaría durante el rodaje, breve, pero fundamental para el resto de su vida…



Pocos días antes de rodar la escena, señala, tuvo una conversación con Mel Gibson, quien quiso darle más detalles del personaje: Que Barrabás no era sencillamente un bandido, que pertenecía a la casta de los ‘Zelotes’, le comentó. Pero agregó un detalle que caló profundo en Sarubbi… Barrabás, le dijo, estuvo preso por años, fue torturado y llevado al límite “comenzó a convertirse en esa bestia, que no tiene más palabras. Él se expresa con la mirada. Por eso yo te elegí… después de investigar, tú pareces encarnar bien a ese animal salvaje y, al mismo tiempo, refugiar en el fondo del corazón la mirada del hombre bueno”, dice que sentenció Gibson.







La mirada de Jesús
 
A los pocos días estaba en el set, y por unos minutos se quedó absorto contempló a su colega Jim Caviezel, quien interpretaba a Jesús. Estaban a minutos de registrar la escena en la que el pueblo perdonaba a Barrabás y condenaba al Mesías… y de improviso Pedro Sarubbi y Barrabás, en el alma del actor, eran sólo uno. La escena avanzaba y él ya no actuaba, vivía, vibraba los acontecimientos en todo el ser. ¡Por fin los gritos de la multitud habían logrado su anhelo, él, Barrabás, estaba liberado! Avanzó bajando los peldaños y su mirada se cruzó con la ternura infinita de los ojos de Jesús… “Fue un gran impacto. Sentí como si hubiera una corriente eléctrica entre nosotros. Veía al propio Jesús”.

A partir de aquel momento, el actor italiano, narra que todo en su vida cambió. Aquella paz, dice, que por años había buscado en decenas de viajes había visitado su alma. “Al mirarme, sus ojos no tenían odio ni resentimiento conmigo, solo misericordia y amor”.
 
 
Esta fulminante conversión de Pedro Sarubbi que narra en su libro “Da Barabba a Gesù - Convertito da uno sguardo” (De Barrabás a Jesús, convertido por una mirada) ha dado inicio a una etapa de su vida donde el don de la fe toca todo ámbito de su vid. Al finalizar, con una personal exégesis de la historia bíblica, explica la razón de su gratitud con aquél personaje, Barrabás, que había resistido encarnar…  “Es el hombre que Jesús salvó de ser crucificado. Es él quien representa a toda la humanidad”.

Fuente: Catholic.net


Publicación original por: portaluz.org








viernes, 26 de febrero de 2016

Mi casa se quemo, ahora puedo ver la luna.





El día de hoy, mientras estaba en mi momento de lectura (uno de mis momentos favoritos del día) me encontré con una frase que me dio muchísimo para reflexionar, en realidad eso es lo que más amo de leer, una buena lectura, de esas que edifican, realmente son una bendición.





La frase es la siguiente: Mi casa se quemo, ahora puedo ver la Luna.


Qué ironía y que bendición. Tú que elegirías? Tu como tomarías un momento así? Recuerda que en la vida, no podemos elegir muchas situaciones, pero siempre podremos decidir cómo afrontarlas.


Sé que no es agradable que tu casa se queme, en realidad esto es solo una ilustración, la frase encierra algo más, muchas veces en la vida, tenemos tantos apegos materiales que nos impiden ver las maravillas de la vida, y cuando pasamos por momentos de sufrimiento nuestra alma esta tan falta de trascendencia que en lugar de ver esto como bendiciones disfrazadas lo tomamos como un castigo, llámalo divino, o paga por algo que hicimos, karma para los que crean en eso, simplemente no siempre podemos comprender que cuando Dios permite que algo se “derrumbe” es para obtener un bien mayor, porque siempre hay algo dentro de ti, que quizá este dormido y que justo es en ese momento de crisis en el que el alma se transforma y se purifica para poder valorar todo eso que Dios te regala. No es precisamente para que te la pases culpándote, o lamentándote, es para que te fortalezcas, eyyy que Dios quiere regalarte algo.


Los momentos de sufrimiento, por difíciles que parezcan, encierran algo maravilloso, y es que quien no ha escuchado ese pensamiento que dice que en la tormenta y en la adversidad se despiertan virtudes y capacidades que en la tranquilidad hubiesen permanecido dormidas.


Te invito a que vivas esos momentos con fortaleza y con aceptación, eso te dará paz y aumentará cada vez más tu fe, nunca evadas estas situaciones, por difícil que parezca, muchas  veces en la vida tenemos que pasar estas pruebas para fortalecer nuestro espíritu y estar preparados para reconocer siempre lo esencial y lo realmente importante, es decir, se puede derrumbar todo a tu alrededor, pero mientras estés unido a Dios y mientras tus valores sean firmes, nada  podrá derribarte a ti.


Por raro que esto parezca, sólo cuando no tienes ninguna “seguridad” material, puedes experimentar la verdadera seguridad, y tu alma se ve libre de todo lo que no le hace falta, ten la certeza que siempre, por muy dura que parezca la prueba y la noche parezca muy obscura, siempre podrás ver la Luna la cuál te guiará hacia las estrellas.


Hoy por eso quiero decir Gracias a todos mis lectores, gracias por dejarme compartir con ustedes mis pensamientos, mi fe,  gracias por permitirme expresar con sencillez lo que para mí ha sido mi vida, mis experiencias, gracias porque es una manera de servir, para mí esto es una manera de agradecer a Dios por todas las bendiciones que me ha dado, incluyendo los momentos difíciles que no han faltado, pero que también me han permitido ver la luna.


Déjate llevar por Dios.


Dios los bendiga y la Virgen los proteja, espero poder seguir compartiendo con ustedes el amor que Dios me da, el cuál es siempre para compartir.


Mi casa se quemo, ahora puedo ver la luna.


Autor: Myriam Orozco