martes, 5 de abril de 2016

El viaje de mi VIDA







Hoy me levante y percibí que aunque nada es diferente todo ha cambiado.


No sé exactamente lo que sucedió o mejor dicho si se lo que sucedió pero no sé cómo describirlo, de repente entendí que la vida contigo es muy divertida, que todo luce de otro color  cuando se está a tu lado, todo es más intenso, todo está lleno de luz, el aire roza la piel de manera diferente, entonces veo que cuando algo se purifica siempre se antoja, y de repente tú tienes ese toque especial que hace que todo se vuelva mágico.





Es como cuando eres niño y todo te maravilla, así es despertar cuando tú estás dentro del corazón.


Hoy amanecí y decide vivir una historia diferente, una sonrisa dibujaba mi rostro, pero una de esas sonrisas que salen del alma, me dispuse a tener el viaje de mi vida y me di cuenta que no necesitaba nada, que si tú me acompañabas no necesitaba nada.


Tome camino y decidí dejarme llevar por ti, con el cabello suelto, un poco húmedo, unos jeans,  una sudadera y mis tenis camine sin rumbo, pero con una certeza y determinación que nunca antes había sentido, me sentí segura, me sentí plena, ahora sé que se siente cuando sabes que el mundo es todo tuyo, porque al fin se que todo lo creaste por mí, y el pecho se ensancho de tal manera que todo lo que estaba a mi alrededor se transformó.


Me detuve en la orilla de una vía, alrededor había un paisaje lleno de colores, todo lo pintaste tan perfecto, y es que cuando tu pintas no hay nada que se pueda igualar, así que me dispuse a disfrutar del paisaje, ese que tu dibujaste para mí día, para toda mi vida.


Se aproximaba un tren y pensé si era conveniente tomarlo, seguro que sí, como podría conocer lo que me tienes preparado si no me subo a él, pues bien, la velocidad del tren disminuyó,  supe que ese era mi transporte para poder llegar a ti, me subí con toda la ilusión que se puede tener, me aferre con fuerza a él y por fin, estaba ya en el viaje de mi vida.


Largo viaje me esperaba, pero no tenía miedo, no al principio, se fueron dibujando tantas cosas en mi mente, y comprendí que mi mente es tan pequeña comparada con tu grandeza que decidí dejarme sorprender.



Hubo momentos de cansancio, también se tuvo que detener en muchas estaciones, en algunas creí estar perdida, no sabía si ese era el camino correcto, y algunas veces quise bajarme, pero me encontré con personas maravillosas que tu pusiste en mi camino que me hicieron comprender lo maravilloso que es  y cada una de las pruebas que este contiene.


No te puedo decir que fue fácil, pero en una de las estaciones supe que tú querías que yo aprendiera que la vida no es un destino, la vida es un trayecto, y cada estación me va marcando el alma para poder ver las maravillas que me esperan en la siguiente.


Nunca el tren se regresó, siempre iba hacia adelante, así que aprendí a sacar lo mejor de mí y a disfrutar cada estación con toda la alegría y a despedirla de la misma manera pues me demostrabas que cada una tenía algo especial para mí, algo nuevo, y que eso era justo lo que hacía que mi alma cada vez se hiciera más parecida a la tuya.


El sol en ocasiones estaba de frente, en otras se iba ocultando, incluso en algunos momentos no había sol, pero siempre, siempre volvía a salir con mayor resplandor, hubo días de lluvia, hermosos, tu sabes que me encanta la lluvia, y justo esa lluvia preparaba a toda la naturaleza para que pudiera manifestarse en todo su esplendor.


Cuanto cosechamos juntos, cuanto seguimos cosechando.


Aún no me bajo del tren, pero ya comprendí que a dónde tengo que llegar, puedo sólo hacerlo porque tengo la certeza que tu siempre vas conmigo, porque vas guiando mi camino y porque como una niña pequeña sigues manteniendo mi ilusión.


La vida no es un destino es un trayecto, muchas veces creemos que estamos perdidos o que no es el camino que debemos seguir, pero si vas con Dios comprenderás que él no se equivoca y que mientras lo invites a subirse contigo al tren, lo único que importa es el trayecto, porque el destino, ya lo tiene el reservado para ti, si tu lo invitas a viajar contigo, el final del camino sin duda será a su lado.


 Que feliz soy, no tengo miedo. Aún hay mucho camino por recorrer, pero el viaje de mi vida es contigo: Dios, quién me acompañe en el camino será una bendición, pero siempre contigo a mi lado.


Autor: Myriam Orozco.

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