Porque la constancia nos hace lograr las
metas propuestas y por consiguiente nos induce a sentirnos satisfechos. El
resultado será tener la convicción de poder cumplir a pesar de las dificultades.
Vivir la constancia significa
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Adquirir retos concretos y cumplirlos.
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No cambiar de decisión a la primera dificultad.
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Hacer opciones estables y mantenerlas en el tiempo.
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Cumplir aquí y ahora lo que se debe y cuando se debe.
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No decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo lograré”.
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No dejar las cosas para después.
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Terminar lo que se comienza. No dejar los juegos, tareas y encargos a la mitad.
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No desalentarse ante las dificultades.
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Saber esperar.
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Llevar a cabo las ideas, no solamente imaginarlas.
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Hacer las cosas en el momento, y hacerlas bien.
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Cumplir con esfuerzos aparentemente pequeños y sin importancia.
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Mantener el máximo esfuerzo de principio a fin
Porque no basta con ser
personas de un buen corazón. Es necesario ser constante en tus
determinaciones.
Fuente: Catholic.net
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