jueves, 6 de marzo de 2014

El limón.


Recuerdo que cuando era pequeña en muchas ocasiones me tocó lastimarme de alguna manera, alguna caída paseando en bicicleta, al momento de partir algo con un objeto punzocortante o simplemente una “raspadita”, pero cualquiera de estas en su momento causo dolor, unos más leves y otros no tanto y la solución o remedio que tenían mis papás para este mal era siempre el milagroso LIMÓN. Pon limón en la herida para que cicatrice- me decían. Pero eso “arde”-contestaba yo un poco aterrorizada, seguro que sí pero vas a sanar pronto-respondían mis papás.


No te puedo explicar la expresión de mi rostro cuando obedecía sus instrucciones, creo que alguna vez lo experimentaste, más era verdad, si sanaba la herida. Después de un tiempo entendí el proceso y conocí las propiedades sanadoras del limón.

Hoy me estuve cuestionando si había algún método milagroso para sanar las heridas del corazón, porque es bien sabido para todos que la vida es un camino lleno de retos y obstáculos y tratando de vencerlos nos dolerá, sin duda así es.

Y entendí algo, las heridas del corazón no difieren mucho de las del cuerpo excepto en algo. LA VOLUNTAD.

Las heridas del corazón se curan sólo en la medida en que tú te apliques  a sanarlas, en la medida que tu decidas, es decir en el tiempo y los medios que tu emplees para que la herida sane. El dolor no lo podrás evitar, así que es bueno aceptarlo, aceptar que somos humanos, con debilidades y que sólo se es fuerte cuando se acepta la debilidad.



Así que el primer paso ya está dado. ¿Cómo podrías superar un obstáculo si no aceptas que este existe? Pues de igual manera ¿Cómo podrías superar un momento de dolor si no aceptas que está presente e intentas evadirlo? Pues bien, la aceptación es la llave que abre la esperanza de la solución, y ¿Cuál es la solución? No siempre sanarás la herida con los medios que tú buscas pues son medios que no funcionan, pero existe algo más efectivo, y tu ya lo conoces, sí así es, el “LIMÓN”, y en este caso te tengo una buena noticia, te arde sólo si no lo usas y sin duda te lo aseguro que sanarás.

Pero, ¿De qué LIMÓN me estás hablando? ¿Quién es que hace tantos milagros?, pues tu responde ¿quién es el único que puede obrar milagros en ti si tu lo permites?, Pues sí es DIOS, sólo él puede sanar esas heridas tan profundas, las heridas del corazón que surgen de muchas situaciones que nos toca vivir y para las cuáles no siempre estamos preparados, pero para las que siempre estaremos acompañados.

Una vez escuche decir que el dolor tiene que ser compartido para ser comprendido, pero no sólo eso, también tiene que ser aceptado para ser sanado. Yo ya encontré la cura a mis heridas físicas y espirituales y lo mejor del caso es que para nada es amargo y tampoco arde. TODO LO CONTRARIO.

Autor: Myriam Orozco.

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