lunes, 27 de enero de 2014

Nueva Conciencia.



Les comparto una idea que me llegó como un relámpago mientras veía este video. ¡El video no trata de Antonio! Trata sobre lo hermoso que ha sido vivir con Antonio. Trata sobre el misterio reconciliador de tener un amigo que sufre; que me enseña, en su dolor, a amar la vida y valorarla más. Si quieres hacer apostolado con este video yo te aconsejo que hables de los niños que quieren a Antonio por encima de cualquier cosa, de la profesora emocionada que recibió de Antonio una de las enseñanzas más lindas de su vida, de todos los profesores y compañeros que han aprendido a verse con otros ojos en el espejo de la cruz que Antonio carga con amor. Es algo así como lo que dice, entre lágrimas, la maestra: “Todos se llenan de Antonio”.


En resumen, quiero decir que el sufrimiento personal y ajeno muchas veces nos ayuda a entrar en contacto con las realidades que más importan. De todos los enfermos que Jesús encontró en su camino, no fue capaz de curar solamente a uno: al joven rico. ¿Por qué? Pues porque era el único enfermo que no era consciente de su condición. Sus bienes y la aparente paz en su vida no le permitieron reconocer el único remedio capaz de curarlo. Creo firmemente que Dios puede valerse del sufrimiento personal y ajeno para ayudarnos a estar más atentos a las pocas cosas que cuentan de verdad en la vida.

Antonio y su cruz han iluminado tan intensamente esa escuela… que un buen día los profesores y los alumnos decidieron hacer un video, que más que para  hablar de Antonio, era para hablar de un pequeño Cristo. Uno de esos que aferraditos a la cruz, van sanando corazones.

Fuente: Catholic Link.

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