Diciembre es sin duda mi mes
favorito, gracias a Dios viví una infancia maravillosa, y tengo los más
hermosos recuerdos de todas las navidades al lado de mi familia y mis seres
queridos, mis padres se encargaron de hacernos vivir cada navidad de una manera muy especial y llena de
fe, principalmente, entre tanta cosas, esperar al niño Dios fue la más grande
ilusión del corazón recuerdo con cariño esos cuentos e historias de Navidad que
ahora comparto con ustedes, que se que ya conocen, y que nos dejan un gran
mensaje de lo realmente importante de la Navidad, La historia de “El niño del tambor”.
En un lejano país, se divisa
un gran campo donde hay estancias productoras de ganados varios. Y por otro
lado plantaciones agrícolas. Cercano a la casa de los estancieros estaba un
rancho donde vivía un matrimonio que trabajaba en una de las estancias, ese
matrimonio tenía un hijo, a este niño lo llamaremos Daniel como en el cuento
original.
En aquel tiempo el niño era
integrante de un coro de niños, que cantaban canciones de Navidad. Cada navidad
el día que se recuerda el nacimiento del niño Jesús, todos llevaban un presente
al niño, que se simbolizaba con un pesebre (una choza de paja) rodeada de
animales de la estancia, vacas, ovejas, cerdos y otros. Daniel, el niño
humilde, siempre estaba alegre, así como expresa su rostro.
A pesar de ser de familia
humilde económicamente, era un niño de corazón muy bueno, sus padres ya le
hablaron de Dios, de Jesús adulto y de cómo nació Jesús. Y también el conmovido
en su tierno corazón de amor, quería llevar un presente al niño Jesús, como
hacían los otros. Pero el no tenía nada material para presentarle como ofrenda.
Pero así como ternura y amor reflejaba su rostro, también poseía una gran
virtud recibida de Dios. Una melodiosa voz que reflejaba su sencillez
espiritual.
Cuando una vez,
repentinamente, miró al cielo, con una alegría que se manifestó en ese instante
en su pecho:
Más que una alegría fue un
gozo interior, porque el espíritu de Dios le iluminó en lo que podía ofrecer al
niño Jesús, en el día que se celebra su nacimiento, fue cuando Daniel dijo
para sí, voy a ofrecer al niño mi canción
al son de mi rústico tambor, que es todo lo que tengo.
Lo que toco mi corazón, en
este cuento es su final cuando Daniel dice en su canción para el niño Jesús: “Cuando
Dios me vio tocando ante él, me sonrió”.
Estas palabras sólo pueden
salir de un alma totalmente limpia y llena de Dios, como sólo los niños saben
hablarle y llegar a él, con esa sencillez y pureza de alma. Por ello, dedico
esta publicación a todos aquellos niños y adultos que siguen guardando en su
interior todas esas ilusiones que sólo Dios puede hacer surgir.
“Sólo aquellos de corazón
puro, podrán sin dificultad, al final del camino, encontrarse con Dios.”
Autor: Myriam Orozco.
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