La ciencia de la felicidad.
Encuentro que entre más
agradezco más disfruto y valoro lo que me sucede, aunque esto no sea siempre lo
que se espera.
Cada vez que se lucha por
conseguir un ideal, se pone todo el empeño y lo mejor de ti, esto te lleva a valorar el esfuerzo, pero
cuando no consigues lo que anhelabas o
de la manera en la que lo querías obtener, todo se vuelve viento, es decir,
como si desapareciera el esfuerzo, la lucha, la entrega, tus pensamientos se
vuelven negativos, siempre cuestionas lo que te sucede pero lo más importante es saber que la verdadera
victoria ya se ganó en el proceso, en el trayecto lo único que nos hace falta
es ser agradecidos, si, así es, agradecer por lo que tenemos y por lo que no
tenemos, agradecer por lo aprendido, por lo vivido, por las bendiciones recibidas y cambiar
nuestro concepto interno en el que sólo en los “buenos momentos” se aprende y
se gana, en realidad se aprende mucho más en el sufrimiento, en los momentos de
prueba, en los aparentes momentos de dificultad, en la tempestad.
Dar gracias cada mañana
porque es la fuente de la felicidad, pocas cosas conquistan más que un alma agradecida,
agradece por tu familia, por tu fe, por la vida, en fin hay tanto que
agradecer.
Así que no olvides este año
antes de terminar, dar gracias a Dios por todo lo que se logró en ti, porque la
verdadera sabiduría y la paz interior vienen siempre justo después de un
momento de dolor, cuando se es agradecido se puede sacar de las circunstancias
más adversas las más grandes bendiciones.
La más grande prueba de FE es cuando tú no consigues lo que pediste y de todas maneras tú sigues dándole gracias a Dios.
Gracias ¡!!!!!
Autor: Myriam Orozco.
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