Si llegaran a tu casa los
humildes peregrinos José y María a pedir posada, que les ofrecerías?
Quizá tengas muchos
invitados a la cena de noche buena, y también un menú especial para pasar este
momento tan agradable en familia, has invitado a las personas que más aprecias
y las que quieres que compartan contigo el día de Navidad.
Después de varios días de
pedir asilo, quieren encontrar el lugar más adecuado para que nazca su hijo,
María sabe que va a dar a luz a un niño, el hijo de Dios, y se ha preparado con
amor para este momento, nosotros no vivimos en belén, ni tenemos un establo, nada
de lo que aconteció en ese día del que tanto esperamos.
Que puedo ofrecer a estos
peregrinos, pero quién soy yo para que vengan a visitarme. Quizá no te has dado
cuenta, pero de muchas maneras han llegado a tu casa a pedir posada.
Recuerda que los ojos de
Dios no están en la materia, si lo buscas así quizá no lo vas a poder encontrar,
búscalo en tu corazón.
Un corazón lleno de alegría,
de fe, de esperanza, un corazón lleno de
amor, de paz, una paz que se conoce en el silencio de la oración, esa es la
morada dónde quieren habitar. Dónde hay silencio hay Navidad. Porque sólo en
este silencio se conoce al protagonista de la navidad. Debemos estar atentos,
Jesús va a llegar a tocar la puerta de nuestro corazón esta navidad y si no
estamos preparados para recibirles no podrá llegar a nuestro hogar.
Autor: Myriam Orozco.
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