Pocas cosas en la vida son tan agradables como disfrutar tanto algo que no tiene precio, y es que nos hemos olvidado de la cosas realmente valiosas y esenciales que nos hacen sentir vivos.
Personalmente no hay día que disfrute más que un día lluvioso, no sé que tiene la lluvia que me hace sentir realmente especial, comparto hoy contigo esta reflexión pues me siento identificada con la emoción y sensación que sin pretender me hizo sentir esta hermosa “chinita”.
Pocas cosas en la vida son
tan agradables como disfrutar tanto algo que no tiene precio, y es que nos
hemos olvidado de la cosas realmente valiosas y esenciales que nos hacen sentir
vivos. Si, sentirnos “vivos” porque parece que con tantas cosas que nos vende el
mundo se nos olvida vivir.
“Ojala vivamos todos los
días de nuestra vida” esta frase encierra una utopía especial, pasan los días
esperando que se cumplan los sueños que nos trazamos, trabajando todo el tiempo
corriendo detrás de lo que queremos alcanzar y no nos detenemos a disfrutar del
camino, porque el verdadero tesoro se encuentra en el trayecto, no en el fin.¿
Tu sabes cuál será el final de tu vida? No siempre llegamos a dónde
pretendíamos, pero lo realmente triste no es eso, lo triste es que lo que
tenemos que aprender no lo hacemos porque estamos tan cerrados en ese propósito
que terminamos perdiendo de vista el verdadero propósito que es vivir con
intensidad y gratitud cada día de nuestra vida.
Salir y disfrutar de la
lluvia, sentir que hay vida en ella, que es un regalo de Dios, que él te está hablando
a través de esto, del sol, de un niño que se embelesa con algo tan
extraordinariamente sencillo, eso es lo que me encanta compartir.
Que no se te olvide vivir,
no dejes de soñar, de luchar, de crecer pero no olvides que el verdadero tesoro
es disfrutar del trayecto.
Autor: Myriam Orozco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario