ORACIONES PARA TODOS LOS DIAS (Al inicio)
Invocación al Espíritu
Santo
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.
dulce huésped del alma,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima,
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
Sin tu ayuda
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.
Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.
V. Envía Tu Espíritu Señor
y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios, que has
instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos
por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén
TERCER DÍA (18) LA
CONVERSIÓN
La Virgen ha dicho
que el mensaje más importante que trae a la humanidad es la conversión. Todo lo
demás se resume en esto. Y la conversión era el centro de la predicación de
Jesús: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos
y creed en la Buena Nueva" Mc 1,15. María nos quiere introducir, entonces,
en el Reino de su Hijo, y quiere que éste llegue a todos por la conversión. Si
el corazón del hombre no cambia, no abandona el pecado y vuelve a Dios, difícilmente
se podrá salvar. Todos, para María, estamos igualmente urgidos a la conversión.
Ha dicho: "hay muchos creyentes que viven como verdaderos paganos; su
nombre sólo aparece en los archivos parroquiales y no viven de acuerdo al
cristianismo". Para convertirse "hay que empezar a orar y tener una
firme voluntad". Exhorta: "Convertíos antes de que sea demasiado
tarde, entregad vuestros corazones a Dios". "Vosotros no sabéis lo
que Dios enviará al mundo si no os convertís". "Este tiempo mientras
estoy con vosotros es el periodo de gracia y conversión."
Tengamos presente,
que la conversión es un proceso que abarca toda la vida y todas las dimensiones
del ser humano. El hombre sólo terminará de convertirse cuando Dios lo llame a
su presencia. La vida cristiana es toda conversión; conversión frente a las
huestes del maligno, el mundo y la carne. Quien salga victorioso de la batalla
"heredará la corona que no se marchita".
1 Cor 9,25. María
está con nosotros para ayudarnos a cambiar de vida. Si desaprovechamos esta
extraordinaria gracia, podríamos salir perjudicados. Ella quiere que su Hijo
triunfe en medio de las tinieblas y de tantos desaciertos de la humanidad. Los
tiempos presentes urgen una verdadera renovación de la fe que comienza con la
conversión del corazón.
¿Qué pasos se
deben dar para vivir continuamente la conversión? Primero: el reconocimiento
del pecado. Quien no reconoce el pecado no podrá convenirse. Muchos piensan que
están bien con Dios, y sin embargo, viven en pecado. En realidad, la conversión
es una gracia: reconocer y pedir perdón por las faltas que a diario se cometen.
El segundo: el arrepentimiento con el dolor por haber ofendido a Dios y al
prójimo. El tercero: la reconciliación con Dios, particularmente por medio del
sacramento de la Confesión. El cuarto: la satisfacción. Muchos pecados causan
daño al prójimo, y es preciso, hacer lo posible para repararlos; pero además,
el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y
con el prójimo. Enseña el Catecismo de la Iglesia Católica que: "la
absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado
causó. Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud
espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe "satisfacer"
de manera apropiada o "expiar sus pecados". CIC 1459.
Recordemos las
palabras de la Madre:
"¡Queridos
hijos!: Hoy os invito a la conversión: Este es el mensaje más importante que yo
os doy aquí. Hijos míos, deseo que cada uno de vosotros sea portador de mis
mensajes. Os invito, hijos míos, a vivir los mensajes que os he dado durante
todos estos años. Este tiempo es tiempo de gracia, especialmente ahora que la
Iglesia os invita a la oración y a la conversión. También yo os invito, hijos
míos, a vivir los mensajes que os he dado en todas las ocasiones en las que
aparezco aquí. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!" 25-2-96.
PRECES
Oremos al Señor,
que en María ha empezado el buen trabajo de la santificación de los hombres, y
pidámosle que lo haga progresar hasta el día de la manifestación de su Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor:
. Para que el
Señor, que quiso prefigurar y culminar en María la plenitud de la gracia,
conceda a todos los miembros de la Iglesia ser reflejo de la hermosura
inmaculada de la Madre de Jesucristo. Roguemos al Señor.
. Para que el
Espíritu Santo, que engendró en las entrañas de María al Verbo eterno del
Padre, impregne al mundo con su fuerza y haga nacer en todos los hombres un
vivo deseo de la venida del Reino de Dios. Roguemos al Señor.
. Para que quienes
se han alejado del camino del bien, con la intercesión de María, refugio de
pecadores, se conviertan de sus malos pasos y obtengan el perdón de sus culpas.
Roguemos al Señor.
. Para que todos
nosotros, fija nuestra mirada en María, nos preparemos como Elia a recibir a
Jesucristo y nos dispongamos a dar testimonio de fe y de amor. Roguemos al
Señor.
Oración
Señor Dios
nuestro, que has hecho resplandecer la aurora de la salvación en la Concepción
Inmaculada de Santa María Virgen, escucha nuestra oración y haz fecunda la
acción santificadora de la Iglesia, para que todos los hombres, una vez
alcanzado el perdón de sus pecados, sean regenerados en tu amor. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
(Al final)
El Magníficat
Proclama mi alma la
grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado
la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es
santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace
proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de
su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham
y su descendencia por siempre. Lc 1:46-55.
(Gloria al Padre)
Consagración al Corazón
Inmaculado de María
Oh, Corazón Inmaculado
de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor. Que la llama de tu Corazón,
María, descienda sobre todos los hombres. Nosotros te amamos inmensamente.
Imprime en nuestro corazón el verdadero amor, así tendremos un deseo continuo
por Ti. Oh María, dulce y humilde de Corazón, acuérdate de nosotros cuando
caemos en pecado, Tú sabes que todos los hombres pecan. Concédenos por medio de
tu Corazón Inmaculado, ser curados de toda enfermedad espiritual. Haz que
siempre podamos contemplar la bondad de tu Corazón maternal y por medio de la
llama de tu Corazón haz que nos convirtamos. Amén.
Instrumento de Paz
Señor, haz de mí un
instrumento de tu paz: Donde haya odio, lleve yo tu amor, donde haya ofensa,
lleve yo el perdón; donde haya discordia, lleve yo la unión; donde haya error,
lleve yo la verdad; donde haya duda, lleve yo la fe; donde haya desesperación,
lleve yo la esperanza; donde haya tinieblas, lleve yo la luz; donde haya
tristeza, lleve yo la alegría. Oh Maestro, haz que yo no busque: Ser consolado,
sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar. Porque,
dando, se recibe, perdonando, se es perdonado; muriendo, se resucita a la vida
eterna. Amén.
Oración por un enfermo
Oh Dios mío, este
enfermo que está aquí delante de Ti, ha venido a pedirte lo que él desea y
piensa que es lo más importante para él. Tu, oh Dios, haz que entren en su
corazón estas palabras: "¡Es más importante ser sanados del alma!".
Señor, hágase sobre él tu santa voluntad en todo! Si Tú quieres que se sane,
dale la salud. Pero si tu voluntad es diversa, que continúe llevando su cruz.
Te rogamos también por nosotros que oramos por él; purifica nuestros corazones
para que seamos dignos de donar, a través de nosotros mismos, tu santa
misericordia. Protégelo y alivia sus penas, hágase en él tu santa voluntad. Que
tu santo nombre sea revelado a través de él; ayúdalo a llevar con amor su cruz.
Amén.
(Gloria al Padre, 3
veces)
Invocaciones a María
Reina de la Paz
(Para todos los días)
María Santísima, que al
recibir el anuncio del Ángel Gabriel concebiste en tu seno virginal a
Jesucristo "Rey de la Paz", concédenos bajo tu protección y auxilio,
ser en el mundo auténticos instrumentos de paz:
. Para que la paz reine
en el corazón de todos los hombres, especialmente, en quienes procuran la
violencia, R/. María Reina de la Paz, Ruega por nosotros.
. Para que la paz reine
en todos aquellos que no han experimentado en sus vidas el amor de Dios,
. Para que la paz reine
en todas las familias,
. Para que la paz reine
siempre en la Iglesia de Cristo y se empeñe en difundirla,
. Para que la paz reine
en las parroquias y comunidades cristianas,
. Para que la paz reine
en nuestros centros educativos y lugares de trabajo,
. Para que la paz reine
siempre en nuestro país,
. Para que la paz reine
en todo el universo.
Oración
Concédenos, Señor, a tu
hijos el don de tu gracia, para que cuantos hemos recibido las primicias de la
salvación por la poderosa intercesión de la Virgen María, consigamos aumentar
tu paz en nuestros corazones, nuestras familias y en el mundo entero. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Fuente: www.centromedjugorje.org
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