Invocación al
Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.
dulce huésped del alma,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima,
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
Sin tu ayuda
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.
Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.
V. Envía Tu Espíritu Señor
y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios, que has
instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos
por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén
(Al final)
El Magníficat
Proclama mi alma
la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha
mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es
santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace
proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de
su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham
y su descendencia por siempre. Lc 1:46-55.
(Gloria al Padre)
Consagración al
Corazón Inmaculado de María
Oh, Corazón
Inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor. Que la llama de tu
Corazón, María, descienda sobre todos los hombres. Nosotros te amamos
inmensamente. Imprime en nuestro corazón el verdadero amor, así tendremos un
deseo continuo por Ti. Oh María, dulce y humilde de Corazón, acuérdate de
nosotros cuando caemos en pecado, Tú sabes que todos los hombres pecan.
Concédenos por medio de tu Corazón Inmaculado, ser curados de toda enfermedad
espiritual. Haz que siempre podamos contemplar la bondad de tu Corazón maternal
y por medio de la llama de tu Corazón haz que nos convirtamos. Amén.
Instrumento de Paz
Señor, haz de mí
un instrumento de tu paz: Donde haya odio, lleve yo tu amor, donde haya ofensa,
lleve yo el perdón; donde haya discordia, lleve yo la unión; donde haya error,
lleve yo la verdad; donde haya duda, lleve yo la fe; donde haya desesperación,
lleve yo la esperanza; donde haya tinieblas, lleve yo la luz; donde haya
tristeza, lleve yo la alegría. Oh Maestro, haz que yo no busque: Ser consolado,
sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar. Porque,
dando, se recibe, perdonando, se es perdonado; muriendo, se resucita a la vida
eterna. Amén.
Oración por un
enfermo
Oh Dios mío, este
enfermo que está aquí delante de Ti, ha venido a pedirte lo que él desea y
piensa que es lo más importante para él. Tu, oh Dios, haz que entren en su
corazón estas palabras: "¡Es más importante ser sanados del alma!".
Señor, hágase sobre él tu santa voluntad en todo! Si Tú quieres que se sane,
dale la salud. Pero si tu voluntad es diversa, que continúe llevando su cruz.
Te rogamos también por nosotros que oramos por él; purifica nuestros corazones
para que seamos dignos de donar, a través de nosotros mismos, tu santa
misericordia. Protégelo y alivia sus penas, hágase en él tu santa voluntad. Que
tu santo nombre sea revelado a través de él; ayúdalo a llevar con amor su cruz.
Amén.
(Gloria al Padre,
3 veces)
Invocaciones a
María Reina de la Paz
(Para todos los
días)
María Santísima,
que al recibir el anuncio del Ángel Gabriel concebiste en tu seno virginal a
Jesucristo "Rey de la Paz", concédenos bajo tu protección y auxilio,
ser en el mundo auténticos instrumentos de paz:
. Para que la paz
reine en el corazón de todos los hombres, especialmente, en quienes procuran la
violencia, R/. María Reina de la Paz, Ruega por nosotros.
. Para que la paz
reine en todos aquellos que no han experimentado en sus vidas el amor de Dios,
. Para que la paz
reine en todas las familias,
. Para que la paz
reine siempre en la Iglesia de Cristo y se empeñe en difundirla,
. Para que la paz
reine en las parroquias y comunidades cristianas,
. Para que la paz
reine en nuestros centros educativos y lugares de trabajo,
. Para que la paz
reine siempre en nuestro país,
. Para que la paz
reine en todo el universo.
Oración
Concédenos, Señor,
a tu hijos el don de tu gracia, para que cuantos hemos recibido las primicias
de la salvación por la poderosa intercesión de la Virgen María, consigamos
aumentar tu paz en nuestros corazones, nuestras familias y en el mundo entero.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
PRIMER DIA (16) LA
PAZ
Sabemos, por el
Evangelio, cómo Jesús fue misionero de paz. En su nacimiento los ángeles
alabaron a Dios porque la paz había llegado "a los hombres en quienes Dios
se complace". Lc 2, 14.
Más adelante,
cuando comenzó a predicar proclamó: "Bienaventurados los que trabajan por
la paz, porque serán llamados hijos de Dios". Mt 5,9. Y cuando envió a
misionar a sus discípulos les dio instrucciones precisas para invocar la paz en
las familias: "En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta
casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; sí
no, se volverá a vosotros. Lc 10,5-6. También, en el contexto de la Ultima
Cena, mientras se despedía de los Apóstoles volvió sobre el tema de la paz:
"Os dejo la paz, mi paz os doy; no os las doy como la da el mundo. No se
turbe vuestro corazón, ni se acobarde" Jn 14, 27. Días después, la tarde
de la Resurrección, volvió a insistir: "La paz sea con vosotros. Como el
Padre me envió también yo os envío. A quienes les perdonéis los pecados les quedan
perdonados y a quienes se les retengan les quedan retenidos". Jn 20,20-23.
Vemos entonces, cómo la paz era importante para Jesús y cómo delegaba su
difusión a sus discípulos. También nosotros hoy, somos responsables de la paz.
La paz no depende de los políticos ni de las negociaciones, sino de nuestra
propia conversión a Dios. Es el mensaje que la Virgen hoy nos presenta.
Cuando la Madre de
Dios habló por primera vez sobre la paz, sus lágrimas corrieron por sus
mejillas, deslizándose por el vestido hasta el suelo. Alguien ha llamado, con
justa razón, a la Colina de las Apariciones: la colina de las lágrimas de
María. Aquel día mencionó que venía "por la paz" y que "la paz
debía reinar entre Dios y los hombres y los hombres entre sí." ¿De qué paz
hablaba la Virgen? De la paz que es fruto de la redención. Fruto del misterio
pascual de su Hijo. Por esa razón, aquel día la Virgen apareció frente a una
gran cruz negra; para hacernos entender que la única paz posible para la
humanidad es la que ya nos otorgó su Hijo por medio de su pascua.
En los mensajes de
la "Gospa" sobre la paz, es claro, que para que la paz reine en el
mundo, primero debe comenzar a reinar en cada corazón y en las familias. Sólo
de esta forma, el hombre podrá interceder eficazmente por la paz. Ha dicho que
"cuando se ora por la Paz y el corazón no está en paz con Dios y con el
prójimo, esa oración no vale tanto." María es Reina de la Paz, porque nos
la ofrece primero al corazón y a nuestras familias. Con su paz, que es la paz
de Jesús, podremos interceder entonces por los demás.
"¡Queridos
hijos!: Hoy os invito a decidíos por la paz. Orad para que Dios os dé la
verdadera paz. Vivid la paz en vuestros corazones y comprenderéis, queridos
hijos, que la paz es un don de Dios.
Queridos hijos,
sin amor no podéis vivir la paz. El fruto de la paz es el amor y el fruto del
amor el perdón. Yo estoy con vosotros y os invito a todos, hijos míos, para que
el primer paso que déis, sea perdonar a los de vuestra propia familia. De esta
manera, tendréis la capacidad de perdonar a los demás. ¡Gracias por haber
respondido a mí llamada!" 25-1-96.
PRECES
En la Virgen
María, Reina de la Paz, Dios Padre nos muestra su amor. Por su intercesión,
elevemos nuestras súplicas por nuestras necesidades y las de todo el mundo.
. Por la Iglesia,
extendida por todo el universo: para que acoja en sí misma, como la Virgen
María, la Palabra de salvación y engendre la vida nueva a los que Dios ha
llamado. Roguemos al Señor.
. Por la paz y la
justicia en la comunidad humana: para que sean derribados los proyectos de los
soberbios, enaltecidos los humildes y colmados de bienes los pobres. Roguemos
al Señor.
. Por todos los
creyentes en Cristo: para que María los sostenga, como en la Iglesia naciente,
y lleguen a formar un solo corazón. Roguemos al Señor.
. Por los
consagrados al servicio del Reino de Dios: para que vivan su llamada con la
misma generosidad con que María se ofreció a su Señor. Roguemos al Señor.
. Por nosotros:
para que creamos sin reservas en el cumplimiento de la Palabra de Dios y
progresemos en el camino de la fe. Roguemos al Señor.
Oración
Dios omnipotente
que has hecho grandes cosas en Aquella que todas las generaciones llaman
dichosa, renueva, por su intercesión, en nosotros, las maravillas de tu
Espíritu para que podamos bendecir tu Nombre eternamente. Te lo pedimos por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Fuente: www.centromedjugorje.org
Fuente: www.centromedjugorje.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario