miércoles, 13 de noviembre de 2013

Descúbrela.

 
Sí, la felicidad verdadera tiene un secreto. Y este secreto está precisamente en buscar y cumplir la voluntad de Dios para nuestra vida. Esa es mi experiencia".

 

 

Toda persona sensata y sabia, sabe obrar en todo con una finalidad. Dios es bastante listo e inteligente -por no decir infinitamente sabio-. Por eso, cuando Él hace algo, no obra "porque sí", caprichosamente. Todo lo efectúa siempre por algo y para algo muy concreto.
Nuestra respuesta al amor de Dios, tiene su más privilegiada expresión en dar cumplimiento a su voluntad concreta sobre nosotros. En consecuencia, podemos matizar nuestro secreto añadiendo que:

Seremos felices
sólo cuando comencemos
a realizar por amor
lo que Dios quiere
de nosotros en la vida.
 
"Estoy convencido de que la felicidad que todos buscamos no está en ser sacerdote, en ser futbolista, en estar casado, etc., sino en encontrar la voluntad de Dios, aceptarla y vivirla como Él nos lo pide. Sé que muchas veces cuesta cumplir esta voluntad de Dios, pero cuando uno la cumple, llega a la felicidad".
 

¿Cómo descubrirlo?
No quisiera, por ningún motivo, augurarte un epitafio como este: "Vivió 80 años sin hacer nada que valiese la pena".

Por todo esto me apresuro ahora a contestar el interrogante que nos ocupa y preocupa. Lo haré con brevedad. Te doy dos pistas nada más.
Para saber acerca de lo que Dios quiere de ti, no esperes la aparición de un ángel del cielo proclamándote solemnemente, en nombre del Creador, que has sido pensado por Él para ser ingeniero, o futbolista, o sacerdote, o torero, o lo que sea. Dios ya no suele usar esos medios extraordinarios para comunicar a los hombres su voluntad.

Sí, sigue siendo Él el que te susurrará al oído su plan para ti. Pero lo hará a su manera. Hablándote veladamente a través de mil acontecimientos y casualidades". Tales como el colocarte en determinada familia, el rodearte de tal ambiente, el permitir que atravieses por tales circunstancias, el que tengas tales amistades, etc.

Entonces, en primer lugar, intenta descubrir esa voz de Dios en todo lo que te ocurra. Esto lo lograrás por ti mismo si tratas mucho con Dios, si te acostumbras a llevarlo siempre contigo y a verlo en todo.

Segunda cosa. Para discernir si Dios quiere de ti esto o lo otro, tienes que ver si cuentas o no con las cualidades que te capacitan para realizarlo.

Resulta inconcebible que Dios haya pensado en un cojo de nacimiento para ser competidor internacional de atletismo en 100 metros lisos. Como es igualmente inverosímil el que haya querido que una chica poco agraciada y marcadamente propensa a la obesidad sea modelo. Dios nos crea para recorrer un camino preciso en los años que nos concede de vida.

 
Sólo añado que me gustaría poder afirmar de ti esta bienaventuranza: benditos los que tienen claro a dónde van, para qué viven y qué es lo que Dios quiere de ellos en esta vida, aunque sea algo pequeño o doloroso. De ellos es el reino de la satisfacción y la dicha.

Fuente: Catholic.net 
 


 
 



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario