“Hoy, cuando me
levanté, repentinamente me di cuenta que ¡este es el mejor día de mi vida! Ha habido
ocasiones en que me he preguntado si podré ir adelante en el día de hoy... y lo
he hecho. Creo que esto es más que suficiente para celebrarlo. Hoy voy a
celebrar la increíble vida que he tenido llena de bendiciones y aún con las adversidades
que me han servido para hacerme más fuerte.
Voy a vivir este día
con la frente bien en alto y un corazón feliz. Me sorprenderé de los 'simples'
regalos que Dios me ha dado: una mañana tranquila, el sol, las nubes, los
árboles, las flores, los pájaros. Hoy ninguna de estas minúsculas creaciones
van a escapar de mi vista. Hoy compartiré mi emoción por la vida con otra
gente. Voy a hacer sonreír a alguien.
Hoy es el día que
dejaré de preocuparme por lo que no tengo y empezaré a ser agradecido con Dios
por todas las cosas maravillosas que me ha dado. Tendré presente que la
preocupación es solo una pérdida de tiempo porque mi fe en Dios y su Plan de
divinidad me asegura que en un futuro todo estará bien. Y hoy antes de ir a
dormir observaré la noche y elevaré mis ojos al cielo para admirar la belleza
de las estrellas, la luna y elevaré una oración a Dios por esos magníficos
tesoros.
Cuando el día
finalice y ponga mi cabeza en la almohada, agradeceré al Todopoderoso por el
mejor día de mi vida y dormiré el sueño de un niño feliz, emocionado por la
esperanza de saber que mañana será ¡el mejor día de mi vida!”
La sonrisa es una expresión de algo
interior, de algo más profundo.
Fuente: Catholic.net
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