En primer lugar, me parece
interesante que nos pongamos en los zapatos de Dios, como si fuéramos los
destinatarios de esta canción. El sentimiento que surge espontáneamente del
interior es compasión. Al escuchar que la oración no es por ella, sino por los
demás como que nuestro corazón se agranda. Me pongo a pensar, ¿qué sentirá Dios
ante la plegaria de un hijo suyo por sus hermanos? ¿Qué sentirá nuestro Padre
Bueno ante la solidaridad de alguien que de verdad quiere el bien de otro?
todos debemos solidarizarnos con los demás, ya que nos une una misma dignidad humana.
Y qué mejor obra de caridad por el otro que apelar a la Bondad de Dios para que
lo ayude. La oración por el otro es el apostolado más efectivo, porque ponemos
a la persona en las manos de Dios.
Pensaba en la esperanza que expresa
la canción en obtener la paz, pero la paz personal e interior, en medio de los
conflictos que se dan en el corazón de cada persona. ¿Cuál es la paz que
buscamos en el fondo del corazón? No es –Como dice el Papa Francisco – un
sentimiento almibarado (En la cual todo es dulce y bonito) . La paz es la de
Cristo y la encuentra el que “carga” con su “yugo” es decir su mandamiento:
Amaos los unos a los otros como yo os he amado… Y este yugo sólo se puede
llevar con mansedumbre y humildad de corazón”. La paz que buscamos está
relacionada con el amor, con la certeza o convicción de sabernos amados
infinitamente por Dios y de buscar amar como Él nos amó. Sólo así se puede
obtener la paz, que es un don y un esfuerzo humano en cooperación con esa
gracia. Es importante entender que “nadie da lo que no tiene”, por eso cada uno
debe esforzarse por acoger la reconciliación que Dios nos ofrece, para así
poder ser verdaderos “instrumentos de su Paz”.
También los alentaría a rezar por
sus enemigos como lo ha insistido el Papa Francisco. Por aquella persona que no
te llevas bien, que te ha traicionado, que te ha dado la espalda en algún
momento de tu vida y que te ha causado una gran herida. Veremos cómo el Amor
purifica y calma las tormentas del interior y vamos caminando hacia la Paz que
anhelamos.
Fuente: Catholic Link
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