lunes, 4 de noviembre de 2013

En tus manos.

La oración por el otro es el apostolado más efectivo, porque ponemos a la persona en las manos de Dios.





En primer lugar, me parece interesante que nos pongamos en los zapatos de Dios, como si fuéramos los destinatarios de esta canción. El sentimiento que surge espontáneamente del interior es compasión. Al escuchar que la oración no es por ella, sino por los demás como que nuestro corazón se agranda. Me pongo a pensar, ¿qué sentirá Dios ante la plegaria de un hijo suyo por sus hermanos? ¿Qué sentirá nuestro Padre Bueno ante la solidaridad de alguien que de verdad quiere el bien de otro? todos debemos solidarizarnos con los demás, ya que nos une una misma dignidad humana. Y qué mejor obra de caridad por el otro que apelar a la Bondad de Dios para que lo ayude. La oración por el otro es el apostolado más efectivo, porque ponemos a la persona en las manos de Dios.

 

Pensaba en la esperanza que expresa la canción en obtener la paz, pero la paz personal e interior, en medio de los conflictos que se dan en el corazón de cada persona. ¿Cuál es la paz que buscamos en el fondo del corazón? No es –Como dice el Papa Francisco – un sentimiento almibarado (En la cual todo es dulce y bonito) . La paz es la de Cristo y la encuentra el que “carga” con su “yugo” es decir su mandamiento: Amaos los unos a los otros como yo os he amado… Y este yugo sólo se puede llevar con mansedumbre y humildad de corazón”. La paz que buscamos está relacionada con el amor, con la certeza o convicción de sabernos amados infinitamente por Dios y de buscar amar como Él nos amó. Sólo así se puede obtener la paz, que es un don y un esfuerzo humano en cooperación con esa gracia. Es importante entender que “nadie da lo que no tiene”, por eso cada uno debe esforzarse por acoger la reconciliación que Dios nos ofrece, para así poder ser verdaderos “instrumentos de su Paz”.

 
 

También los alentaría a rezar por sus enemigos como lo ha insistido el Papa Francisco. Por aquella persona que no te llevas bien, que te ha traicionado, que te ha dado la espalda en algún momento de tu vida y que te ha causado una gran herida. Veremos cómo el Amor purifica y calma las tormentas del interior y vamos caminando hacia la Paz que anhelamos.
 
Fuente: Catholic Link
 

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