“No pienses que el amor para
ser genuino tiene que ser extraordinario, lo que necesitamos es amar sin
cansarnos”.
Yo
había estado mendigando de puerta en puerta en la calle del pueblo, cuando
apareció a lo lejos, como un esplendoroso sueño, el carruaje dorado, y yo me
pregunté quién era este ¡Rey de Reyes!... El coche se detuvo donde yo me
encontraba. Tu mirada se dirigió hacia mí, y con una sonrisa bajaste el coche.
Sentí que por fin la suerte había llegado a mi vida. Luego, de repente, me
ofreciste la mano derecha y dijiste: ¿Qué tienes para darme a mí?
¡Ah!
¡Qué broma majestuosa el tender la palma de las manos pidiendo limosna, a un
mendigo! Me sentí confundido y permanecí allí inmóvil e indeciso. Luego
lentamente saque de mi monedero el grano más pequeño de maíz y te lo entregué.
Pero cuál no sería mi sorpresa al final del día, al vaciar mi monedero en el
suelo, encontré el grano más pequeño de oro en medio del pobre montón. Entonces
lloré amargamente, y deseé haber tenido el corazón para entregártelo todo.
(Texto extraído del libro “El camino para aprender a valorar el tiempo”.)
1.
El amor no se mendiga, el amor se merece.
Quizá alguna vez has escuchado esta frase y es que es la verdad, todos
merecemos amor, respeto, felicidad, todos merecemos simplemente lo mejor. ¿Por
qué? ; muy simple, porque nuestra naturaleza es divina, fuimos creados para dar
y ser lo mejor, pues fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Si tú te
dieras cuenta de cuánto vales……Si tu de verdad lo supieras, no te conformarías
con muy poco, y nunca más mendigarías el amor, ese que tienes en abundancia,
dentro de ti, es un regalo……..Descúbrelo, y cuando lo hagas sabrás luchar por
lo que mereces, eso para lo que Dios te pensó. Te levantarás todos los días con gratitud y convicción, con
alegría y seguridad (aún sabiendo que para conseguir lo mejor se tiene que
luchar, sabes que tienes los medios para conseguirlo).
2.
Te invito a dar lo que tienes, como ya sabes
que tienes abundancia, pues da en abundancia, no escatimes, podrás decir, no
doy lo mejor de mí porque no suelo recibir lo mejor y prefiero no arriesgar.
Sabes, te entiendo, sé que no todos entregan lo mismo, pero te diré algo, no
fuiste creado para quedarte en la línea, las cosas no caen del cielo, todos
nacemos con cualidades, pero no todos las aprovechamos de la misma manera,
lucha, arriesga, si te caes levántate y continúa, porque cuando das lo mejor de ti y lo das de
corazón, sin lastimar a nadie para conseguirlo, no te vas a equivocar, pues son
deseos del corazón, y en tu corazón esta Dios, sólo aprende a escucharlo y
recuerda esto que decía la madre Teresa de Calcuta. Todo es y será entre tú y
Dios. Tu decides si le das el grano más pequeño o le das lo mejor de ti.
Autor: Myriam Orozco.
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