martes, 20 de mayo de 2014

Consagración a la Reina de la Paz: Día 11


Día 11º de preparación para consagrarme a la Reina de la Paz:

La oración de Jesús en Getsemaní





En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Heb. 5, 7-9 Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que le obedecen, en autor de salvación eterna.


25 febrero 1988

"Queridos hijos, hoy también deseo invitaros a la oración y al abandono total a Dios. Sabed que os amo y que es por amor por lo que he venido aquí para mostraros el camino de la paz y de la salvación de vuestras almas. Deseo que me obedezcáis y que no permitáis que Satanás os seduzca. Queridos hijos, Satanás es muy fuerte y por eso pido vuestras oraciones y que me las ofrezcáis por aquellos que están bajo su influencia, para que puedan salvarse. Dad testimonio con vuestras vidas y ofreced vuestras vidas por la salvación del mundo. Estoy con vosotros y os doy las gracias. En el cielo recibiréis del Padre la recompensa que Él os ha prometido. Por eso, hijos míos, no os preocupéis. Si vosotros oráis, Satanás no podrá hacer nada contra vosotros porque vosotros sois hijos de Dios, y Él tiene Su mirada puesta en vosotros. Orad. Que el Rosario esté siempre en vuestras manos como signo para Satanás de que vosotros me pertenecéis. Gracias por haber respondido a mi llamada."

Meditación

La Reina de la Paz nos pide que oremos. Que recemos el rosario. ¿Por qué? Rezar el rosario es señal de que pertenecemos a Dios, no a Satanás. Rezar el rosario es pensar en la biografía de Jesús, en su vida. Rezar el rosario es pasar mentalmente por el currículum de Cristo y de la Virgen María. Es meditar la vida del Señor, en el mismo Espíritu que ha inspirado el Evangelio y que ora en nosotros, meditar la vida de Jesús para amarlo.

Él nos amó hasta el extremo. Jesús antes de dar su vida por amor oró en el huerto de Getsemaní. Oró y veló. Satanás quería que no entregase su vida, le mostró todos los males y pecados que la humanidad cometería. El daño que le causó fue un gran sufrimiento para Él. Pero Jesús ora y busca la voluntad del Padre. Sacrifica su vida por ti y por mí. Esto, solo es posible con la oración. Mi Madre del cielo me pide que rece el rosario todos los días. Esta oración me hará velar constantemente. Así Satanás no podrá dañarme. Como Jesús, debo buscar la voluntad del Padre Celestial. Cada Ave María rezado con amor es luz, gracia y bien para mí, para mi familia, mi parroquia y para toda la humanidad. Orando, doy testimonio de mi fe, y me uno a Jesús para la salvación del mundo. También yo seré causa de salvación eterna para otros si obedezco los planes de Dios y de la Reina de la Paz en mí. Cada Ave María trae la bendición de Dios a mi corazón y ahuyenta a Satanás que quiere tentarme en todo tiempo y lugar. Esta oración será siempre nueva si rezo con amor, si rezo con el corazón. El amor no se repite jamás. Cada Ave María es nueva porque el Espíritu Santo lo hace todo nuevo. El Espíritu Santo es quien renueva en mí el don del amor. Solo así me abandonaré al Padre como Cristo lo hizo. Hoy te pido Madre para mí y para todos los que nos estamos preparando para consagrarnos a ti que nos des la gracia de rezar el rosario todos los días con amor. Que lo rece despacio y pensando en lo que tú y Jesús vivisteis. Y si a lo largo del día no encuentro tiempo haz que rece los misterios por separado; uno en la mañana, otro al mediodía, otro en la tarde, otro en la noche, otro al ir a dormir. Que yo rece el rosario por mis hermanos que se están preparando para consagrarse a la Reina de la Paz. AMÉN.

1 Padrenuestro, 10 Ave Marías y 1 Gloria


Oh Jesús mío perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia.


María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por la paz del mundo entero.

 Oración Final

Gracias Jesús, por tu oración y Tu sufrimiento en Getsemaní. Gracias por tus palabras: “hágase tu voluntad”. Ahora te pido por todos los que nos estamos preparando para la consagrarnos a tu Madre, la Reina de la Paz. Ella que siempre ha hecho la voluntad de Dios. Danos la gracia de aceptar la voluntad del Padre Celestial y acudir siempre a la oración con fe y confianza. AMÉN.

Fuente: Grupo de oración Totus Tuus Reina de la Paz.
Puedes encontrar este documento en www.totustuusreinadelapaz.org

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