Día 12º
de preparación para consagrarme a la Reina de la Paz;
La
Flagelación del Señor
En el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
1 Pe. 2,
19-24 Pues eso es realmente una gracia: que, por consideración a Dios,
se soporte el dolor de sufrir injustamente. Porque ¿qué mérito tiene que aguantéis
cuando os pegan por portaros mal? En cambio, que aguantéis cuando sufrís por
hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido
llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para
que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; Él
no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros pecados en su
cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la
justicia. Con sus heridas fuisteis curados.
4 julio 1985
"Queridos hijos,
gracias por cada sacrificio que vosotros habéis ofrecido. Ahora yo os exhorto a
ofrecer vuestros sacrificios con amor. Deseo que vosotros, que sois débiles,
comencéis a ayudar con confianza, y el Señor os dará la confianza. Gracias por
haber respondido a mi llamada."
Meditación
¡Las obras malas me
vuelven ciego! Así estaban Señor, ciegos los que te tienen en sus manos y te
golpean. Cuando nos ponemos en el centro de nuestra vida a nosotros, cuando
imponemos nuestro modo de razonar y pensar a otros y no te ponemos a ti en el
centro. No ponemos por obra la voluntad de Dios. Entonces nos creemos amos de
la vida. Dueños y dioses de otros. Así el pecado y la maldad abunda en mi y en
tantas personas a mi alrededor. Y son tantos los que no tienen necesidad de
Dios. Abunda el ateísmo, el agnosticismo, la incredulidad, la falta de fe y la
tibieza en los católicos ¿¡Qué hacer!? Tu Palabra Señor, hoy me dice por boca
de San Pedro: “Tus heridas nos han curado”. ¿Soy consciente de que estoy
herido? ¿Soy consciente de que hiero a los demás? El ayuno es el medio más
eficaz para detectar esto en mi corazón. Dios hará que me conozca al ayunar y
al orar. Será la garantía de mi entrega a Dios.
Porque si yo no soy
amo de mi mismo, entonces debo entregarme a Dios. Ofrecer el bien y obrar bien
aun cuando otros me hacen sufrir injustamente. Pero si por el contrario me creo
dueño de mi, siempre tendré excusas para no orar por falta de tiempo, siempre
tendré problemas o motivos para no ayunar. Y el problema es que pongo barreras
y excusas para no encontrarme con Dios en lo que me pide. Porque no me ofrezco
voluntariamente como hizo Jesús cuando lo golpeaban. El ayuno hará que se
produzca en mí una gracia especial que la Reina de la Paz desea. Poder confiar
en Dios totalmente y sacrificarme por amor a Dios. ¿Cómo sucederá esto en mí?
Conociendo la verdad sobre mí mismo y experimentando la verdad de todas las
cosas de una manera nueva. Me daré cuenta de que no soy autosuficiente.
Percibiré que el mundo no puede satisfacer mi corazón. Y entonces se despertará
en mí un profundo anhelo de Dios. Solo así se rompe la indiferencia ante las
cosas de Dios. Ante lo religioso. Mi corazón se abre a Dios en el diálogo, en
el ofrecimiento, en la oración constante. Así me libera Dios, no me hace
esclavo. Así vivió Jesús sus sufrimientos y dolores antes de morir en la Cruz. libremente
se entregó por amor. Su corazón pobre siendo Dios escucha al Padre y cumple su
voluntad. Este es el camino de mi felicidad. La paz interior que necesito. María,
haz que sea libre. Danos a los que nos preparamos para consagrarnos la gracia
de renunciar a perder el tiempo en aquello que no nos lleva a Dios. Que las relaciones
personales sean para dar gloria a Dios y así crecer en la fe, esperanza y amor.
Que cuando hable sea bueno, constructivo y oportuno. Jesús es nuestro ejemplo; “no
cometió pecado y en su boca no se halló engaño, al ser insultado no respondía
con insultos, al padecer no amenazaba. AMÉN
1 Padrenuestro, 10
Ave Marías y 1 Gloria
Oh Jesús mío perdona
nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las
almas especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia.
María, Reina de la
Paz, ruega por nosotros y por la paz del mundo entero.
Oración Final
Gracias Jesús por
aceptar por nosotros la flagelación con amor para mi salvación. Por tus heridas
yo soy sanado. Te presento a quienes nos estamos preparando para consagrarnos a
la Reina de la Paz y a sus familias. Sana sus corazones. Sánanos de no haber
experimentado tu amor. Haznos capaces de abrirnos a la Reina de la Paz para que
las relaciones familiares y personales que han sido lastimadas y flageladas por
malas palabras y comportamiento sean curados. Y respondamos generosamente a sus
mensajes. AMÉN
Fuente: Grupo de oración Totus Tuus Reina de la Paz.
Puedes encontrar este documento en www.totustuusreinadelapaz.org
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